Nuestra despedida

Y de repente se puso a recordar… todos aquellos momentos que ambos habían vivido en la ciudad,
que habían estrujado hasta el último día a sabiendas de que en algún momento se iban a acabar, no
iba a haber más, debían disfrutar de ellos, debían disfrutarse, cada día, cada momento, cada sonrisa
y cada pequeño detalle.
Y allí estaba ella esperando en la misma mesa de aquel gélido café inglés, en la misma silla donde
ella solía sentarse, con la misma postura que solía tomar en momentos difíciles, en momentos
incómodos.
Él mientras tanto, trataba de despedirse de algo que no quería dejar atrás,sobretodo de alguien que
no quería dejar atrás.
Ambos sabían desde un primer momento la fecha de caducidad de su historia, pero es que eran
tantos recuerdos… tantas historias, tantos besos, abrazos…pero sobretodo risas, una complicidad
difícil de alcanzar en tan poco tiempo.
Ambos aparecieron en la vida del otro en el momento adecuado.
Ambos aparecieron en la vida del otro para reírse de ella, para reírse de la vida.

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Ella debía de tomar el avión en menos de una hora, tenia que marcharse. Y mientras él se acercaba
a pagar parecía escribir algo en una servilleta, un recuerdo
quizás, un sentimiento puede.
El tiempo se les echó encima y la despedida cada vez se hacia mas dura, las sonrisas de ambos
trataban de retener las lagrimas que el corazón forzaba a expulsar, y el ultimo abrazo, el mas duro,
el mas intenso y quizás el más real, dio paso un pasaporte, un avión y una puerta de embarque.
Una vez mas relajada en el avión algo se escapo de su chaqueta mientras trataba de colocarla, algo
que aún hoy en día, 30 años después guardaba en la mesita de noche con el fin de no olvidarle
nunca.
La servilleta de su último día, de su despedida, en ella con esa letra tan perfecta, él había escrito
todo en una sencilla frase: “Thank you for all the small things”

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Vino para irse

Y entonces le vi, di la vuelta a la esquina, feliz, alegre, hacia un buen día y por una vez en la vida no tenia ni una preocupación en la cabeza a la que andar dándole vueltas, una y otra vez, en bucle, evitando que disfrutase del tiempo, ese que ya no vuelve.

Pero, quizás era todo demasiado idílico, me di cuenta cuando le vi, hacia demasiado años ya que no sabia nada de él, tantos que no recuerdo el último momento, pero si lo que me costó alejarme, lo que me dolió, la cantidad de veces que rompí sus fotografías.

Iba con sus pantalones anchos, sueltos, en estos momentos quizás eran demasiado anchos por los kilos que había dejado atrás, demasiado delgado para poder ni si quiera dar un paso, le costaba respirar, su mano se apoyaba sobre la fachada de la casa, unas manos viejas, estropeadas, que no iban acorde con la edad que tenia, parecía sacarme mas de 20 años.

Nunca creí que pudiese volver a verle, nunca pensé que iba a estar en la misma ciudad en la que me encontraba, fuera de mi país, lejos de todo, en cambio ahí estaba él, otra vez, como si la cuerda roja que nos uniese no pudiese romperse jamás.

Y eso era lo que más temía de haberle olvidado, de haberle dejado atrás, que el destino me lo volviese a poner delante, y encima en esas condiciones, su vida estaba diciendo adiós con las ultimas respiraciones en mi cara.

Puede que las drogas que se metía hace años hubiesen dado paso a más y más,mataba por ir puesto, y su cuerpo ya no aguantaba, le había dicho basta.

Puede que él ya no se acordase de mi, de hecho me miraba como si nada, como si fuese un transeúnte más, como si solo quisiese ayuda, mas ayuda, una ayuda que ya no servia para nada, una ayuda de mentira para volver a meterse en uno de sus problemas.

¿Que hacía allí? Probablemente se hubiese tenido que ir ya de varias ciudades, los problemas siempre los fue cargando a sus espaldas y nunca llegó a afrontarlos, quizás era eso lo que no le permitía ni si quiera andar, ya eran demasiados.

Y yo, que le quise como a nadie, venia a compartir sus últimos problemas conmigo, a joderme la vida con esa imagen, con sus últimos respiros …

Hasta que de repente pronuncio mi nombre.

Pronunció mi nombre una última vez y esta vez el que se fue de mi vida fue él.

Foto realizada por Tania Martinez

Foto realizada por Tania Martinez

Ellos

Todos han pasado por mi vida, todos la han dejado marcada como si de un sello medieval se tratase, a fuego , para siempre.

No me arrepiento de haber dejado que entrasen en mi vida, puede que sí de como la vivimos en ese periodo en el que dos era sinónimo de uno, pero al fin y al cabo ellos me han formado, ellos han hecho que fuese como soy, porque de los que no me han aportado nada, de los que me han hecho mas daño que bien ya ni me acuerdo, el botón de delete ya ha sido presionado hace tiempo.

Él, mi moreno, el que me enseño lo que eran las primeras miradas verdaderas, los primeros coloretes inocentes, los secretos detrás de los pupitres, los primeros besos nerviosos.

Puede que no fuese el protagonista de mi primer beso, pero contará como el primero. Con el fue con el que los primeros arrebatos dignos de algunas películas del momento hicieran que se rompiesen mas recuerdos de los que conservo hoy en día.

ÉL ha sido el único , el único que ha hecho de un mes cinco años. Él que ha recibido mis primeros llantos pero al que también he de agradecerle sus primeros consejos, el que desde las mayores distancias me ha hecho sentir mas mariposas que todos los que me han tocado hasta el momento.

Él ha sido el que me ha enseñado lo que es el amor, el que me lo ha arrebatado, y el que me ha mostrado el significado de la palabra celos.

Con el que he crecido, en el sentido estrictamente amoroso de la palabra, y con el que he cometido más locuras de las que me atrevería a recontar.

El que estará siempre ahí, mi protagonista en las historias de Coelho, en el que siempre pensaré , aunque sea una milésima de segundo, y al que indirectamente protegeré el resto de mi vida.

Después vino Él, el que le arrebato la historia al anterior, el que me dio partes que le hubiese gustado protagonizar al anterior, el que celó al anterior, el que despertó al anterior, y el que no me pudo (quiso) querer mas que el anterior. Pero el que me dio mis primeras veces, mis primeras veces en todo,incluso en las historias de amor mas crueles jamás contadas.

El que tantas veces se fue sin ser echado, la historia mas inestable de toda mi vida y en cambio la que mas he dejado que me marque, el que estará ahí para siempre, incluso en el más ó de mis pensamientos, el que me sigue poniendo nerviosa, mi peque, mi hombre a dos ruedas, por el que me inventado mas historias que Agatha Christie, y por el que seguiría cometiendo más locuras de las que he hecho por el anterior, el de siempre y para siempre. mi opuesto.

El hombre que ha protagonizado la historia más difícil, quizás la mas bonita y también la mas imposible. Él.

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Finalmente vino él. Mi historia inacabada, que , como no, hizo tambalear hasta echar por tierra a la anterior, el que se sigue metiendo en mis sueños incluso desde la distancia, el que me abandonó, mi media naranja, con todo lo que ese color supone, el que ha hecho que mi almohada fuese mi mayor diario, con el que cada día era mas diferente aún al anterior, con el que los gustos y experiencias eran compartidas y vividas como si de un cuento se tratase.

Con el que las locuras mutuas eran vividas en silencio. El que me enseño más de lo que me han podido enseñar mis padres hasta el momento. El que me dio todo para arrebatármelo de golpe otra vez.

El que me ha apoyado más de lo que nunca pensé que iban a poder apoyarme en la vida. Mi consejero, el que sigue confiando en mi.,

En el que pienso

Al que sigo esperando.

A (los) que esperare toda mi vida.

A ellos.